Ayer: Tendríamos que haber salido de casa a las 11 y por supuesto que no salimos hasta 45 minutos más tarde. Nos embutimos los seis en el coche de Charlotte, ella al volante, yo de copiloto, Prescilian y Florelia en sus sillas y Emmanuel en medio con Thealine en sus piernas. Imaginaos el percal, yo ya veía un viaje movidito...
No fue tan mal como pensé, estaban los tres sorprendentemente calmados y así recorrimos hora y pico. De hecho el que peor se portó fue Emmanuel. No hacía más que decirle a Charlotte cómo conducir y qué hacer de muy malas maneras y cuando estábamos ya casi no encontraban la calle y él se puso de los nervios y empezó a gritar, y los tres niños se pusieron a llorar... tuvimos que parar y el salió del coche a maldecir al mundo. Por fin, después de lloros, gruñidos y malos humos llegamos. Una casa preciosa toda de madera pintada de negro con unas vistas al mar increíbles.
Al llegar preparamos todo para que comieran los niños... y yo. Me sentaron en una mini mesa a comer carne picada y puré de patatas para vigilar a los niños y sobre todo para echarles un ojo cuando comiesen los mayores. Así que ahí estaba yo, con mi platito en las rodillas y asegurándome de que Florelia y Prescilian se lo comían todo. A todo esto, mencionar que había 9 niños! Tres nuestros, tres de ellos y tres amigos. Una locura. Después de comer, le cantaron el cumpleaños feliz a Prescilian que fue en abril y regalaron un libro con canciones típicas francesas. Después, acosté a Florelia, pero no hacía más que llorar y llorar así que al rato volví a la habitación, le canté una nana y se calmó.
Ahora me tocaba ir detrás de Prescilian quitandole los mocos, atando zapatos, remangando las mangas del jerséy y sobre todo vigilando que no se escalabrase por que estabámos en una especie de selva, llena de hierbajos, piedras, troncos y seguramente bichos horribles. Cuando por fin se cansó y se sentó fui a ver a Florelia quien estaba despierta pero se estaba partiendo de la risa y cuando me vio solo dijo una palabra; "popo".
Una explosión de caca en el pañal, puff que peste (que pestuño), no creo que haya olido algo peor en mi vida. Dios mio... Bueno, me tuve que poner manos a la obra y quitarle a la pobre esa plastaza. Usé muchas más toallitas de las que usaría una madre pero aparte de eso creo que lo hice bastante bien para ser la primera caca que quito.
Luego bajamos a la playa, pero hacía muchísimo frío así que no nos bañamos. Al rato subimos y nos despedimos pero paso casi otra hora hasta que de verdad nos fuimos, esta vez conducía Emmanuel. Un viaje lleno de canciones infantiles... Aunque al rato se durmieron los tres y poco después yo.
Hoy: Hoy he empezado con mis horas de trabajo de verdad. Hemos quedado que de momento hago 5 horas al día y tengo un día y medio libre (que en realidad es un día solo), y ya si luego quiero cambiar pues cambio. Hemos quedado en que hago de 10 a 12 y de 5 a 8. Esta mañana he terminado toda la plancha (wohoooo!) entre otras cosas. Y luego he decidido salir a dar una vuelta por Libourne. Charlotte me ha acercado a las 2. Así que nada especial. Cuando quería volver a casa me puse a esperar en la parada del autobús con mis horarios en la mano, cuando de repente la señora de al lado me dice que la línea 3 (la mía), por ahí solo paraba los martes y viernes. Y ahí comenzó todo ¿Qué clase de autobús pasa por ciertas paradas solo algunos días? ¿Y por qué no viene indicado en los horarios? El caso, decidí andar.
Mayor error de mi vida ¿pero qué iba a hacer si no? Anduve y anduve y anduve hasta que vi una parada de la línea 3, y pensé "ajá! Aquí espero al autobús!" pues no. Había un cartel que decía que por obras el autobús no paraba ahí. Al menos, iba en el buen camino. Decidí seguir la ruta que hacía el autobús así que anduve y anduve y anduve y nada me sonaba familiar, elegía las calles de manera totalmente aleatoria porque no tenía ni la más remota idea de donde estaba ni por donde tenía que ir. Más menos fui encontrando otras paradas (sinceramente, no se por qué no esperé ahí dichoso autobús, que mal me cae). Me sorprendía a mi misma cada vez que encontraba una parada. Tuve que cruzar un puente enorme y después de muchas rotondas y vueltas me encontré donde había empezado. En ese momento quise matar a alguien. Llamé a Charlotte que me dijo que no podía venir a buscarme porque estaba muy lejos y yo estaba desesperada. No sabía por donde seguir ni que más hacer. Volví un poco sobre mis pasos y me metí por otra calle, ya a la desesperada pregunté a un señor que me mal indicó, o bueno, seguramente lo hizo bien pero no me enteré de nada. Así que seguí vagabundeando hasta que POR FIN di con la calle en la que Charlotte me había dejado y desde ahí fueron unos 20 minutos largos hasta llegar a casa. Llegué a las 6.
Me ardían los pies, me hacía pis, me moría de sed... 4 horas andando sin parar. Ordené el armario de Thealine y ya llegaron del colegio así que duchas, cenas y la pelea diaria para irse a la cama.
Solo quiero dormiiiir... Ahhh mañana día libre!! ¡¡Voy a Burdeos!!
Las vistas desde el jardín de los amigos de los Boidron en Cap Ferret
No hay comentarios:
Publicar un comentario